Capítulo 5 – Día de Resaca
Diego y Carolina llegaron juntos a la oficina, pero su aspecto desaliñado no pasó desapercibido. Su amigo y colega Juan no pudo evitar reírse de ellos cuando los vio.
Juan: (risas) ¡Vaya, vaya! ¿Qué les pasó anoche? Parece que tuvieron una buena borrachera.
Diego y Carolina sonrieron torcidamente, avergonzados por su aspecto y aparente resaca.
Diego: (admite) Sí, pasamos una noche divertida.
Carolina: (sonriendo) Fue una buena cena.
Juan continuó riéndose y burlándose de ellos, pero luego cambió de tono y se puso más serio.
Juan: (preocupado) En serio chicos, ¿están bien? Parecen cansados.
Diego: (sincero) Estamos bien, simplemente pasamos una noche larga. Pero gracias por tu preocupación, Juan.
Durante el día, Diego y Carolina intentaban mantenerse despiertos y concentrarse en su trabajo. Aunque la resaca les afecta, la amistad y el apoyo mutuo les dan fuerzas para afrontar la jornada.
María, aun sintiéndose incómoda por la decisión que tomó y la conversación con sus compañeras, decidió salir con su novio Andrés y algunos amigos para distraerse y olvidarse de sus problemas.
El ambiente en el bar era divertido con música y luces parpadeantes. Pero a medida que avanzaba la noche y las bebidas seguían llegando, Andrés comenzó a mostrar su verdadero yo.
Andrés: (emocionado) María, bailemos un poco más (tocando a María).
Andrés rodeaba la cintura de María con su brazo, juntándola a él, pero su agarre era demasiado fuerte y su posición se hacía cada vez más incómoda.
María se siente incómoda y se aleja de él.
María: (nerviosa) Andrés, por favor no hagas eso. No me siento cómodo con eso.
Bajo los efectos del alcohol y ebrio por el deseo de control, Andrés siguió acercándose a María besándola con fuerza.
María quedó sorprendida y perturbada por su comportamiento.
María: (enérgica) ¡Basta, Andrés! No está bien.
María rápidamente deja de Andrés y se encuentra con sus amigas quienes están sorprendidos por lo que acaba de pasar. A pesar de estar en un ambiente divertido, su mala experiencia con Andrés la dejó vulnerable y angustiada.
Después del desagradable encuentro con Andrés en el bar, María se siente molesta y desesperada. Los dolores de cabeza y el malestar por la bebida empeoraron y decidió que era hora de volver a casa.
María: (con voz débil) Chicas, creo que ya me voy a casa. No me siento muy bien.
Sus compañeras, preocupados por su salud, decidieron seguirla y asegurarse de que llegara sana y salva a casa.
María se sentó en el asiento trasero del auto mientras sus compañeras la llevaban a casa.
Aunque su malestar físico persistía, sintió una profunda sensación de alivio al dejar atrás el bar y a Andrés.
Sofia: (preocupada) María, ¿estás bien? ¿Necesitas ver a un doctor?
María: (agradecida) No, sólo creo que necesito un descanso. Gracias por estar aquí para mí.
Las compañeras asintieron con la cabeza en señal de comprensión y se dirigieron a el departamento de María.
Finalmente llegaron al departamento de María, le ayudaron a entrar y se aseguraron de que estuviera cómoda en la cama.
Sandra: (preocupada) María, necesitas descansar bien y cuidarte. Si necesitas algo, no dudes en llamarnos.
María: (agradecida) Gracias chicas. No sé qué haría sin ustedes.
Las compañeras se despiden de María y la dejan descansar en paz.
Cuando la puerta se cerró detrás de ellas, las amigas se dijeron entre sí: Le dijimos que no le creyera. No entiendo cómo pudo dejar a Diego por esa mierda, susurró otra compañera.